AN UNBIASED VIEW OF VIERA VIDENTE

An Unbiased View of viera vidente

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En tanto, el surrealista alcanza la certeza de que es posible acceder a lo incondicionado y a la verdadera libertad. La angustia que testedía de descubrirse devorado por el tiempo y proyectado a una muerte segura, se transforma en la convicción de que este mundo perecedero e ilusorio es sólo un aspecto de la totalidad. Sobreviene entonces una segunda toma de conciencia.

Todas las técnicas ascéticas y contemplativas y las iniciaciones esotéricas tienden a transformar al hombre, a “curarlo” de la degradación temporal. El hombre “enfermo”, debe volver a nacer. La filosofía de la India aporta una “medicina nueva” para el sufrimiento y la angustia existencial. La “curación” está presente en todo el saber tradicional. El ilusorio velo de Maya debe ser desgarrado para acceder a la no-dualidad, al centrum naturae de Boehme, o a la “vacuidad resplandeciente” de los maestros del Zen. Los santos y los místicos, los shamanes y los magos, guardan especialmente esa huella primordial en las capas profundas de su psique.

El existencialismo acepta la condición humana tal como parece ser, se obliga a creer en la realidad ontológica de la historia y se arroja en un remolino de agitación y ocupaciones artificiales; el surrealismo vive en la historia, pero impugna su realidad. Frente a la vida inauténtica, lucha por trascender al hombre, por transformarlo en un ser nuevo, substancialmente distinto.

El medical doctor Hornell Hart –también profesor de la Universidad de Duke– abre aun más las puertas a la irrupción de las teorías tradicionales, y sus trabajos sobre proyección de ese algo extrafísico (energía o campo psi) que actúa al nivel de lo inconsciente, contribuyen al estudio de las apariciones y actualizan las Tips de Myers y de Geley sobre “proyecciones astrales”, tan cercanas a los “viajes de almas” y a los “dobles”­ de la psicología primitiva.

El mundo es uno y ambas visiones, la ocultista y la científica, existen sin contradecirse. No es necesario oponerlas pues se yuxtaponen normalmente sin destruirse. Son dos aspectos distintos de un mundo único y multiforme que “posee un aspecto científico y otro ocultista”, pues desde cierto punto de vista “todos los objetos están sometidos a la ley de las correspondencias y a las leyes científicas”.

Penetrar ese mundo, deliberadamente alterado por un specific dandismo, ha sido una empresa apasionante. Múltiples exegetas han visto un Baudelaire satánico o católico místico o influenciado por el esoterismo.4 Sartre ha trazado un deformado retrato del poeta, analizando con implacable crueldad sus debilidades y condicionamientos. Nosotros seguiremos las huellas de la inasible Sehnsucht romántica que se vislumbra en su vida y en su obra y por un momento asomaremos a ese abismo de múltiples tensiones que anhelan secretamente la unidad.

La experiencia evaluativa­ del tiempo sustituye a esa supuesta dimensión intemporal a medida que declinan las facultades hoy consideradas “paranormales”. El hombre pierde la conciencia de la totalidad, y el triunfo de una de las formas de aprehensión lo confina en los estrechos límites de la percepción sensorial. De la visión indivisa se acentúan con individual nitidez las nociones de causalidad, de tiempo y de espacio, cercenando en la psiquis la imagen total del universo. El “Logos” desplaza gradualmente al “Mythos”. Lo invisible, lo infinito, se recorta en secciones, en planos, se escalona, mientras el “yo”, oscurece parte de sus facultades de aprehensión en los abismos de lo inconsciente.

El animismo tyloriano, basado en las especulaciones del hombre sobre la muerte y las formas humanas que pueblan las alucinaciones y las representaciones oní­ricas, postula con fuerza de axioma la identidad de la lógica en todos los tiempos y lugares. Lévy-Bruhl, en cambio, señala que las representaciones colectivas serían representaciones cognoscitivas que el individuo adquiere como representante del grupo social, en condiciones especiales que actúan profundamente sobre su sensibilidad.

Pero volvamos al poeta. Daumal ha experimentado las severas técnicas impuestas por Gurdjieff y se halla listo para la aventura que supone distanciarse de un mundo de ignorancia y de dolor que se desarrolla en el tiempo, y dar el paso decisivo de la “muerte a la vida”, del “sueño a la vigilia” de “lo irreal a lo real”.

Rimbaud ha practicado desde el comienzo esa ascesis del “estado alerta”, que habrá de permeabilizar su psique y tornarla receptiva para recibir lo desconocido. En la primera etapa de su lucha por romper el espeso velo que enmascara a la realidad, el poeta combate contra los hábitos y las reacciones automáticas que la herencia, la educación y la sociedad han depositado sobre la superficie de su “yo”.

ten. En nuestra decadente cultura ciudadana ocurre con el término “ensayista” igual que ha sucedido con el vocablo “filósofo”. Pero la naturaleza propia de ambos se distingue tanto por el género funcional controlado por los pares, como por los fines a que tienden los autores, antes a los superiores que permiten crecer a la cultura que a los mediocres o subalternos, que buscan los intereses políticos o sociales en beneficio propio. 

8º En fin de cuentas, todas estas vías convocan a la experiencia por medio de sucesivos despojos y transformaciones de estado, que buscan lo en sí inmanifiesto o el “conocer desconociendo”.

Pero al contrario de Sartre que ve en la temporalidad de la existencia una dimensión lethal, e incapaz de superarla, se instala en esa gratuidad y acepta con horror el juego de ejercer una responsabilidad condicionada, el surrealismo entiende que esa horrible experiencia de la angustia y la desesperación no es un fin en sí mismo, sino el indispensable prolegómeno para el nacimiento de un hombre nuevo.

El poeta­ “despierto” avanzó sin pausa hacia el lugar donde muere el hombre mecánico y nace el nuevo hombre al que los visit Evangelios comparan a una semilla capaz de crecimiento. 

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